Minutos antes de las 18 (hora que estaba pautada para el comienzo de la marcha) llegaban al Congreso de la Nación los fiscales: Guillermo Marijuan, Raúl Plee, Ricardo Sáenz, José María Campagnoli, Carlos Rívolo, Carlos Stornelli, Germán Moldes; Carlos Donoso Castex y Luis Cevasco, junto al secretario del gremio de los judiciales, Julio Piumato. Comenzaba la caminata hacia Plaza de Mayo. Miles de personas se iban acercando mientras la lluvia comenzaba. Con el transcurrir de las horas, alrededor de 500.000 personas (sólo en la Ciudad de Buenos Aires) marchaban en el silencio, junto a los fiscales y los familiares de Alberto Nisman.
Se encontraban presentes la madre de Nisman, Sara Garfunkel, su ex mujer, Sandra Arroyo Salgado, su tía Lidia y la hija mayor.
No tardaron en llegar el ex legislador, Ricardo Gil Lavedra; el Senador radical, Mario Cimadevilla; el Diputado Nacional del PRO, Sergio Bergman; el fiscal general de Córdoba, Alberto Lozada; el juez en lo Penal Económico, Ezequiel Verón de Astrada; el fiscal federal, Germán Moldes; el ex fiscal Romero Victorica; el juez Miguel Angel Caminos; el juez de Casación Penal Carlos Gemignani; el abogado Gustavo Kolmann; el fiscal Jorge López Lecube; el fiscal Carlos Rolero; el actor Luis Brandoni.
También participaron numerosos políticos y miembros del Poder Judicial. Entre ellos, estuvieron el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri; el líder del Frente Renovador, Sergio Massa; la Diputada Nacional de la Coalición Cívica, Elisa Carrió; el ex gobernador y Senador de Santa Fe, Carlos Reutemann; el Senador y presidente de la UCR, Ernesto Sánz. Además, el ex embajador ante los Estados Unidos y ex diputado Eduardo Amadeo.
Tampoco faltaron las dos principales instituciones judías de la Argentina: AMIA y DAIA. Leonardo Jmelnitzky, presidente de la mutual judía, consideró que la marcha fue con el propósito de “defender la democracia y seguir el reclamo de verdad y justicia".
Los representantes de la Sociedad Rural Argentina dieron su presente en la marcha.
Con el correr de los minutos podía observarse que esta marcha no sería igual a ninguna otra hasta aquí vivida. Los reclamos de la sociedad se plasmaban en la búsqueda de la verdad para esclarecer la muerte del fiscal pero también se observaba un hartazgo hacia el gobierno nacional. Lejos de ser una marcha violenta, la sociedad expresaba su descontento hacia las actitudes de la Presidenta frente a esta movilización multitudinaria y frente a la muerte del fiscal. El silencio de Cristina Kirchner era otro tipo de silencio al que se estaba viviendo allí, en Plaza de Mayo.
La gente con sus paraguas, una lluvia intensa que parecía no importar, le daba su connotación. Cantos que decían “Nisman presente”, “Todos somos Nisman”, “Justicia” y hasta “Cristina asesina”.
El himno nacional tendría otro impacto, cantado por miles de personas, luego del silencio, parecía un canto a la Patria, un canto a la unión y un canto a la República.
Durante las horas de la marcha, el gobierno nacional no emitió una sola palabra al respecto, después de tantos descalificativos hacia los fiscales que convocaban y la sociedad que reclamaba justicia, en ese preciso instante brillaban por su ausencia.
Una Presidenta recluida como si todo lo que estuviese sucediendo no estaría pasando en el país que gobierna.
Nada de todo eso fue un impedimento para que aquellas centenares de miles de personas, bajo la lluvia, se movilizaran. Sus voces pedían ser escuchadas, su descontento era suficiente.
¿Qué dejó el 18F? Dejó un antes y un después en la historia del país, dejó una sociedad consciente de que el cambio sólo es posible si se lo propone, dejó un mundo entero hablando de la Argentina, dejó un enseñanza mucho más allá de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Dejó la certeza de que si se quiere se puede, dejó en claro de que la sociedad debe y tiene que ser partícipe de su propia historia.
¿Qué vendrá luego del 18F? Se acercarán las elecciones, el gobierno seguirá con su misma actitud, pero esta vez, será el turno de la sociedad, la que deberá mostrar en las urnas qué futuro desea para su propio país.
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