Llegamos al año 2014, lleno de desafíos, lleno de flagelos, lleno de misterios, lleno de problemáticas que van en aumento, pero lo más preocupante es el rumbo que tome el gobierno nacional de cara al 2015.
Se oye decir por todos lados ¿quién será el Presidente el año que viene? Claro está, que no es un tema menor sin duda pero sería interesante observar qué haremos durante los próximos 19 meses restantes para elegir quién conducirá el país durante 4 años.
Vemos cómo se van armando alianzas, buscando votos en lugares menos pensados, personas que se pasan de un partido a otro donde las ideologías pasan a un segundo plano, negando la realidad, aumentando la desidia en materia de políticas públicas y sobre todo acrecentando la impunidad.
Hay un dato que siempre solemos dejar de lado y es muy relevante, es el pueblo el que decide a quién darle el poder para gobernar, somos nosotros los que nos equivocamos o los que acertamos pero también hay factores que modifican a esa voluntad popular por diferentes razones. Por un lado tenemos el famoso “clientelismo” que rompe con cualquier tipo de ideología y libertad para elegir quién nos representará. Otro aspecto a tener en cuenta es la falta de información que sufre la sociedad, ya sea por cuestiones de desinterés, descreimiento de la política o simplemente falta de tiempo para interiorizarse en cada candidato.
Lo cierto es que de aquí a la elección del nuevo Presidente, pueden pasar muchas situaciones que pueden modificar la mirada del país. No podemos olvidar que el presente es hoy, que de nada sirve pensar en un futuro cuando no tenemos las herramientas para resolver las problemáticas actuales.
Analizar la compleja realidad que vivimos día a día nos demuestra que el camino no será nada fácil pero aún me queda la esperanza de que en algún momento lograremos el cambio de paradigma, ese cambio que necesitamos para salir de la eterna "política vieja y corrupta".
Sin fe no se llega pero tampoco sin acciones que logren imponerse frente a lo que debemos resolver con absoluta urgencia.
Se oye decir por todos lados ¿quién será el Presidente el año que viene? Claro está, que no es un tema menor sin duda pero sería interesante observar qué haremos durante los próximos 19 meses restantes para elegir quién conducirá el país durante 4 años.
Vemos cómo se van armando alianzas, buscando votos en lugares menos pensados, personas que se pasan de un partido a otro donde las ideologías pasan a un segundo plano, negando la realidad, aumentando la desidia en materia de políticas públicas y sobre todo acrecentando la impunidad.
Hay un dato que siempre solemos dejar de lado y es muy relevante, es el pueblo el que decide a quién darle el poder para gobernar, somos nosotros los que nos equivocamos o los que acertamos pero también hay factores que modifican a esa voluntad popular por diferentes razones. Por un lado tenemos el famoso “clientelismo” que rompe con cualquier tipo de ideología y libertad para elegir quién nos representará. Otro aspecto a tener en cuenta es la falta de información que sufre la sociedad, ya sea por cuestiones de desinterés, descreimiento de la política o simplemente falta de tiempo para interiorizarse en cada candidato.
Lo cierto es que de aquí a la elección del nuevo Presidente, pueden pasar muchas situaciones que pueden modificar la mirada del país. No podemos olvidar que el presente es hoy, que de nada sirve pensar en un futuro cuando no tenemos las herramientas para resolver las problemáticas actuales.
Analizar la compleja realidad que vivimos día a día nos demuestra que el camino no será nada fácil pero aún me queda la esperanza de que en algún momento lograremos el cambio de paradigma, ese cambio que necesitamos para salir de la eterna "política vieja y corrupta".
Sin fe no se llega pero tampoco sin acciones que logren imponerse frente a lo que debemos resolver con absoluta urgencia.
El rumbo hacia el 2015 demanda estar con nuestras mentes más atentas que nunca, con nuestra voluntad de cambiar ese destino incierto y transformarlo en algo que verdaderamente valga la pena.
Jamás podrá haber cambio político sin un cambio social previamente. El destino está en nuestras manos, dejemos de perder oportunidades.
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