A menos de un año de que Cambiemos ganara las elecciones legislativas, con casi un 40% de apoyo a nivel nacional, el rumbo económico marcó una vez más el talón de Aquiles del Gobierno.
Desde diciembre a la fecha, la imagen positiva del presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal cayeron sustancialmente.
Las fallas que representan la comunicación y la estrategia política, sumada a la falta de un plan económico complicaron el camino del Jefe de Estado.
Los cambios realizados en el Gabinete con la salida de Federico Sturzenegger y la entrada de Luis Caputo al Banco Central, más la decisión de Nicolás Dujovne como Ministro de Hacienda, no fueron suficientes para evitar pedirle dinero prestado al FMI, una de los estigmas que sufre el país con cada crisis financiera.
La economía no encuentra su rumbo o el Gobierno no encuentra su rumbo económico. Las políticas de “salvataje” y freno de la moneda extranjera fueron insuficientes para llegar a que un dólar valga $42, lo que implica una devaluación inesperada para muchos sectores de la economía, sobre todo los más vulnerables.
Desde la contienda política, la diputada nacional por Cambiemos, Elisa Carrió denunció un “golpe” por parte del peronismo. El fantasma del “golpismo” siempre vuelve a aparecer. Además, las escenas de políticos y empresarios arrepentidos no logran correr al dólar del escenario nacional.
Lo que marca la agenda del Presidente son las “sorpresas económicas” que no paran de traerles disgustos a corto y largo plazo.
La imagen de la expresidenta, Cristina Kirchner, se desdibuja en una amalgama de conflictos que afronta el Gobierno y espera su turno oportuno para contraatacar, mientras va a Comodoro Py.
La oposición mira con asombro e incertidumbre la situación pero también sus relojes biológicos los alertan de que están a un año de las PASO para la carrera al Poder Ejecutivo.
Mientras la economía es el flagelo de Cambiemos y las tensiones sociales aumentan, el panorama político queda en la oscuridad. La política una vez más muestra la otra cara de la moneda.
Con facultades nacionales tomadas a lo largo y ancho del país, un dólar a $42, una oposición desdibujada, una inflación imparable y un futuro incierto, el Gobierno se ve en el medio de varios laberintos que implicarán buscar más de una salida a la vez.
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