En los últimos meses los despidos producidos tanto en el sector público como el privado, manifiestan severos síntomas de que los problemas macroeconómicos comienzan a tener sus consecuencias.
Si bien no es gratis bajar el déficit fiscal y el gasto público, está demandando costos políticos y sociales bastantes altos.
El gobierno de Macri se encuentra entre la espada y la pared al ver que la inflación va en aumento y los empresarios comenzaron a despedir centenares de empleados.
Ninguna transición es digerible, esta tampoco lo será. Los problemas económicos están impactando directamente en las clases bajas y medias, los aumentos exponenciales de los servicios públicos se realizaron de manera tan brusca que están ahogando a los sectores más vulnerables, provocando un gran descontento e inseguridad.
La oposición, impulsada por el kirchnerismo, llevó adelante el proyecto de Ley Antidespidos, que sugiere la doble indemnización para los trabajadores despedidos y evitar los posibles durante 180 días.
Habiendo obtenido media sanción en la Cámara de Senadores, ahora pasará a Diputados, donde el debate ya no es automático e implicará un gran consenso por parte de los diferentes partidos políticos.
Por un lado, el Frente para la Victoria, firme en que nada se modifique de su proyecto, por otro el sector de Progresistas, junto con el Frente Renovador, piden modificaciones ya que piensan en el impacto que podría traerles a las Pymes.
El Presidente advirtió que semejantes medidas serían muy perjudiciales para atraer capitales extranjeros, por eso anunció que, en caso de su aprobación, vetará la ley sancionada en el Congreso de la Nación. Como se puede observar desde el Gobierno apuestan a todo o nada, ya que Macri se reunió con un gran sector empresarial, acordando por 90 días no despedir personal y en lo posible, generar nuevas fuentes de trabajo.
Si el oficialismo vetara la ley, implicaría una caída abrupta de su credibilidad ya que dejaría expuesta a una gran parte de la sociedad que hoy, o está despedida o teme por su trabajo. Los costos políticos muchas veces son más impactantes que una decisión social no tomada a tiempo.
Las medidas sociales impulsadas no son suficientes para paliar los aumentos. La estrategia del Gobierno se basa en bajar el consumo para que la inflación baje en el segundo semestre.
Estar seguro en política nunca conduce a la previsibilidad, ya que los hechos son siempre cambiantes y los contextos fluctúan de acuerdo al nivel de credibilidad o no.
Una vez más y a casi seis meses del nuevo Gobierno, la herencia más pesada deja de ser lo económico para transformarse en la gran grieta, que con cada decisión del oficialismo, se ve plasmada en términos absolutos.
Ahora bien, ¿qué le preocupa más a Macri?, ¿la grieta o los centenares de despidos?, ambos deberían preocuparle, ya que su gobernabilidad depende exclusivamente del apoyo de la sociedad. Será tarea del macrismo sentarse a pensar si deja a gran parte en la vulnerabilidad o comienza a mostrar su sensibilidad social, que el kirchnerismo estuvo lejos de expresar.
Comentarios
Publicar un comentario