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¿Hasta dónde somos víctimas y hasta dónde responsables?




Una vez más se votan leyes de manera exprés en 
este país. Hoy estatizaron una deuda millonaria privada que deberemos pagar TODOS, la deuda de la Universidad de la Madres de Plaza de Mayo.

Evidentemente se ha perdido el sentido del debate en el Congreso de la Nación, la mayoría del kirchnerismo en ambas cámaras ha destrozado cualquier forma democrática para tratar todo proyecto de ley.

En estos 11 años de kirchnerismo se ha perdido el sentido del debate, de la palabra, del intercambio de ideas. La obsecuencia y el fanatismo se han transformado en formas de atropello y autoritarismo.

Estudiar tantos años de gobierno nos lleva a replantearnos hasta dónde hay democracia y qué sucede cuando hay abuso de poder.

Cuando hay obsecuencia se pierde la capacidad de análisis, de autocrítica y de aprendizaje.

Sería interesante preguntarse si esto merecemos como sociedad o estamos dominados por grupos que caen en el clientelismo y el fanatismo.

Nadie se mantiene en el poder por 11 años sin los votos de una población. Hay una contradicción entre la realidad y el deseo de las mayorías.

Educar ya no alcanza a esta altura. Necesitamos mucho más que eso para cambiar la manera o forma de elegir quién nos gobierne. Tampoco alcanza con quejarse todo el tiempo de este gobierno si no se hace algo. Lo ideal es la critica con el hacer.

La Argentina siempre se ha caracterizado por tener gobiernos corruptos, en su mayoría, y ninguno de ellos fue capaz de resolver los problemas estructurales.

El famoso "populismo" jamás sirvió para sacar a nadie de la pobreza, no sirvió para mejorar la salud ni la educación. Habría que replantearse hasta dónde somos conscientes sobre lo que sucede con el poder que entregamos y hasta dónde somos responsables por ser pasivos.

La historia ha demostrado que un pueblo sin acción y sin memoria, es un pueblo condenado al fracaso, la corrupción y la manipulación.

El problema en este país no son los recursos materiales sino los humanos que viven corrompiéndose.

No podemos ser meros espectadores de un país que viene en decadencia, un país donde el diálogo ya no existe, donde nos falta capacidad para entender los "hechos sociales", como diría Durkheim.

¿Somos parte de lo que pasa dentro de la sociedad o simplemente somos la consecuencia de acciones exógenas a nosotros mismos? ¿Somos responsables o padecemos el resultado de procesos sociales anteriores a la formación de esta sociedad?

Nuestro determinismo en culpar sólo a los gobiernos excede la contrapartida de nuestra propia actitud, de nuestras propias acciones que conllevan al cúmulo de preguntas sin respuestas.

No estamos en la periferia, somos parte del todo, de ese todo que formamos, de ese todo que se vive equivocando, porque de alguna u otra manera hay responsabilidades civiles que muchas veces obviamos.

Ahora bien, ¿estamos en condiciones de hacernos cargo de nuestras ausencias e inacción o sólo nos sentamos detrás de un mostrador o detrás de un espejo, sólo para criticar lo que nos causa indignación?


Comentarios

  1. Muy buen artículo. Si, todos tenemos responsabilidad en mayor o menor medida. Algunos, como vos o como yo, participamos tratando de poner nuestra energía de cambiar las cosas. Eso se hace desde lo cotidiano, en las pequeñas cosas que podemos cambiar, hasta las decisiones mayores como participar en actividades ¨ad honorem¨ como puede ser la verdadera militancia, que incluye también el escribir, todas estas actividades en las que, desde lugares distintos, nos hace constructores a ambos. El gran desafío es cómo lograr multiplicar el despertar, como sacar de la pasividad o de la falsa actividad que es la discusión por el solo hecho de querer imponerse en lugar de buscar sinceramente la verdad. Saludos! César Maffei.

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